Cuando el chamán da la señal, nuestros invitados se dirigen
al comedor con muchas ganas, capaces de devorar lo que haga falta.
Comer en un placer y si hay juego, risa y diversión, se
convierte en doble placer.
Menos mal que nuestros árboles dan frutos y nuestras
bestias son grandes y jugosas.
Cada tarde
vamos a nuestro río y allí nos bañamos y disfrutamos de nuestra Madre Naturaleza,
lo único malo es que el río necesita del cloro y de un sistema mecánico que
hace que nuestra agua no se corrompa, pero eso no es problema, nos encanta
cuidar del medio ambiente.
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