Cuando el autobús llegó, estábamos todos escondidos en la plaza… al ver el autobús salimos hacia ellos con todas nuestras ganas, empezamos a olerles, le abrimos la boca para verles los dientes., les miramos las orejas, el pelo para verles si tenían piojo y comérnoslos.
Las caras de ellos hicieron que no pudiéramos echar fotos. ¡Qué
caras!
Pero qué divertido y qué puesta en escena. gracias gracias por vuestro maravilloso trabajo.
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